Contexto

Venezuela experimenta los efectos de una recesión económica profunda y prolongada, acompañada de una significativa erosión en las condiciones de vida de sus habitantes. Una porción importante de la población subsiste en una situación de emergencia humanitaria, sin lograr acceder a bienes y servicios básicos. En un contexto de recesión con hiperinflación, el colapso de la capacidad de compra de los ingresos laborales de los trabajadores venezolanos resulta el hecho central para explicar lo sucedido con las deterioradas condiciones de vida de los venezolanos.

A pesar de su importancia, existe poca disponibilidad de datos y análisis sobre el desempeño reciente del mercado laboral venezolano. La información oficial ha sido escasa y esporádica debido, entre otras causas, a que la fuente por excelencia de datos laborales en Venezuela, la Encuestas de Hogares por Muestreo (EHM) del INE, no es publicada desde 2015.

En ausencia de datos fundamentales sobre el mercado laboral, la discusión pública sobre las condiciones de trabajo de los venezolanos ha estado dominada por los anuncios sobre el salario mínimo y su minúsculo poder de compra. Sin embargo, se desconoce cuán representativo es el salario mínimo como indicador de las remuneraciones promedio de la economía, cuáles son las diferencias salariales entre distintos sectores productivos o cuánto varían los salarios de distintas ocupaciones. El propósito de esta nota técnica es analizar la evidencia empírica más reciente para caracterizar los rasgos más distintivos del mercado laboral venezolano. La estrategia utilizada se basa en el análisis cuantitativo de los micro datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) del año 2019-2020, que ofrece un retrato del mercado laboral justo antes de la pandemia de COVID-19.

Tasa de Actividad y Ocupación

De acuerdo a los datos más recientes de ENCOVI 2019-2020, la población considerada en edad de trabajar (entre 15 y 64 años), alcanzó 19,2 millones de personas a principios de este año. Por su parte, la población económicamente activa (PEA), es decir, la que participa en el mercado de trabajo, alcanzó un total de 11,3 millones de personas. De acuerdo a la ENCOVI, un total 10,9 millones de personas se encontraban ocupadas, mientras que existen solo 464 mil desocupados [1].

Las cifras laborales de la ENCOVI 2019-2020 ofrecen, por primera vez, evidencia de una abrupta caída de la población económicamente activa en Venezuela. En últimas cifras oficiales (2018), la cantidad de trabajadores activos alcanzaba unos 16,0 millones, de los cuales 14,9 millones se encontraban ocupadas [2].

La estimación de la PEA a partir de la ENCOVI implica que el número de trabajadores que ha abandonado el mercado laboral, es decir que no se encuentran ni ocupados, ni en la búsqueda de un empleo, cayó en 4,7 millones en el pasado reciente, una contracción de 29,3%.

Tabla 1: Algunos indicadores del mercado laboral

 La caída en la población activa puede ser explicada, por un lado, por el aumento de la población que decidió voluntariamente no participar más en el mercado de trabajo [3] y, por el otro, por la migración masiva de venezolanos activos laboralmente. En todo caso, la evidencia sugiere que Venezuela tiene una tasa de actividad laboral de 59,2%, la más baja de la región [4].

Gráfico 1: Tasa de actividad de población 15-64 años

Dentro de este contexto, luce particularmente preocupante la tasa de participación laboral femenina, que de acuerdo a la ENCOVI alcanzó 44,6% del total de mujeres en edad de trabajar, una caída de 10 puntos desde el valor máximo observado en 2002 (54,7%) y que pone a Venezuela a la cola de la región [5].

Gráfico 2: Participación laboral femenina

Distribución del empleo productivo

Desde el punto de vista de la distribución del empleo entre los sectores productivos, el sector de comercio y servicios emplea la mayor parte de los trabajadores con 57,2% del total. Por su parte, el sector público emplea 21,1% de los trabajadores activos. El resto de se distribuye entre los sectores de agricultura y actividades conexas, que emplea el 8,2% de los trabajadores; el sector financiero y actividades similares que agrupa al 5,5% del empleo; y el sector construcción con 5,1% del empleo total. Una mención particular merece el empleo en actividades del sector industrial y manufacturero, que acumula solo el 2,8% del empleo total [6].

Gráfico 3: Empleo total por sector productivo

En cuanto a la distribución por sector institucional, la característica más importante del empleo en Venezuela es que casi la mitad (47,6%) de los trabajadores activos trabajan de manera independiente o por cuenta propia. La elevada proporción de trabajadores por cuenta propia, en su gran mayoría en el sector informal, refleja la precariedad de las condiciones laborales que enfrentan los trabajadores en Venezuela. Los resultados también reflejan el cambio de peso del sector público como empleador, que acumula el 26,6% del total de trabajadores ocupados del país, un estimado de 2,8 millones de personas son empleados públicos [7]. Finalmente, el 25,9% de los trabajadores activos son trabajadores del sector privado propiamente dicho.

Gráfico 4: Empleo por sector institucional

En cuanto a la distribución del empleo por tipo de ocupación, se observa que la inmensa mayoría de los puestos de trabajo (85,6%) corresponden a trabajos no especializados, categoría que se refiere al personal de apoyo, asistentes de tareas generales, personal obrero u otros tipos de empleados no calificados. Por su parte, los trabajadores profesionalizados, es decir, con posiciones de carácter técnico o administrativa de rango medio, que requieren destrezas y educación especializada, conforman solo el 12,9% de los puestos de trabajo activos. Finalmente, los cargos de carácter gerencial y de dirección empresarial representan solo 1,4% del empleo total.

Gráfico 5: Empleo total por tipo de ocupación

Sobre los ingresos laborales de los venezolanos

Como se mencionó en la introducción, la evolución reciente de los ingresos laborales de los trabajadores venezolanos resulta un hecho central para explicar la magnitud y profundidad de la crisis humanitaria compleja que atraviesa Venezuela. Sin embargo, en ausencia de cifras oficiales, el debate de la opinión pública ha girado solo en torno al salario mínimo y su insuficiente capacidad de compra.

La información de la ENCOVI 2019-2020 fue recolectada en un momento cuando el salario mínimo integral oficial (salario mínimo más bonificación por alimentación) era de Bs. 450.000, lo cual equivalía en ese momento a US$ 6,1/mes. A pesar de lo que se piensa, la evidencia indica que el salario mínimo no resulta representativo de la distribución general de los ingresos laborales, de hecho, la inspección de los datos permite saber que el ingreso laboral promedio de la economía es de aproximadamente US$26,4/mes, un salario promedio extremadamente bajo para estándares internacionales, pero bastante superior al monto del salario mínimo integral.

A pesar de lo anterior, se calcula que el 26,2% de los trabajadores activos ganan solo hasta un salario mínimo, sobretodo trabajadores del sector público, lo cual es indicativo de la precariedad de las condiciones salariales para una porción importante de la fuerza de trabajo. El análisis de los ingresos laborales trasciende el cálculo de los promedios de la economía, pues estos tienden a esconder notables diferencias entre sectores, áreas económicas y ocupaciones. La inspección más cercana de los datos permite determinar que el salario promedio pagado por el sector privado es de US$ 32,7/mes, muy similar a la remuneración de los trabajadores independientes o por cuenta propia de US$ 30,6/mes. Contrario a lo observado en el sector privado, el salario promedio del sector público alcanzó apenas US$ 13,2/mes, lo cual refleja lo bajo de la remuneración salarial de importantes categorías de empleados públicos como médicos, maestros, policías y profesores universitarios.

Gráfico 6: Remuneraciones totales por sector institucional

Si analizamos los datos desde la perspectiva de los sectores productivos, se observa que el sector hipotéticamente más productivo de la economía, la manufactura industrial, pese a su notable reducción en tamaño, sigue mostrando salarios por encima al de los otros sectores. El sector manufactura alcanzó un salario promedio US$ 40,3/mes, superior al promedio de los ingresos laborales de los sectores de comercio y servicios (US$ 28,7/mes); agricultura y conexos (US$ 28,3/mes); sector financiero (US$ 27,6/mes); y construcción (US$ 25,6/mes). A la cola de la distribución sectorial se encuentran los trabajos en la administración pública con un salario promedio de US$ 17,9/mes.

Gráfico 7: Remuneraciones totales por sector productivo

Finalmente, el análisis de los ingresos laborales por tipo y nivel de ocupación indica que la escala salarial en Venezuela se ha aplanado, y no existe diferencia significativa entre los salarios de las posiciones de nivel profesional y las de trabajos menos calificados, con promedios salariales similares de US$ 27,6/mes y US$ 25,7/mes, respectivamente.

Gráfico 8: Remuneraciones totales por tipo de ocupación

Resumen de Hallazgos

Esta nota técnica analiza el mercado laboral mediante la inspección de los micro datos de la ENCOVI 2019-2020, encontrando evidencia de:

(i) Una caída abrupta de la población económicamente activa y en la tasa de participación laboral: Venezuela hoy tendría 4,7 millones de trabajadores activos menos que lo previsto (-29,3%);

(ii) Que la mayor parte de los trabajadores se concentra en el sector de comercio y servicios (57,2%), son trabajadores por cuenta propia (47,6%) y realizan ocupaciones de poca calificación (85,7%);

(iii) Que el salario promedio de la economía es de US$ 26,4/mes, 4,3 veces el salario mínimo. Una porción de los trabajadores (26,2%), sobretodo del sector público, gana hasta un salario mínimo;

(iv) las condiciones laborales ofrecidas por el sector público venezolano son muy inferiores a las del resto de los sectores; el estado venezolano emplea al 26,6% de los trabajadores y paga el salario promedio más bajo del mercado (US$ 13,2/mes).



Notas

[1] De los 10,9 millones de personas ocupadas el 27,6%, es decir, unos 3 millones de trabajadores están definidos como sub-empleados, es decir, como trabajadores que laboran 35 horas o menos a la semana.

[2]http://www.ine.gob.ve/documentos/Social/Libro_Perfil_Social_1999-2018/libro.html

[3] Por desánimo, incapacidad física, por dedicarse a otras tareas como estudiar o labores del hogar, o cualquier otra razón. Sin embargo, de acuerdo a las cifras recientes de la ENCOVI, la población en situación de inactividad aumentó solo en 200 mil personas entre 2018 y 2020.

[4] La caída en la tasa de actividad puede explicar también por qué las cifras laborales de la ENCOVI 2019-2020 implican una tasa de desempleo de apenas 4,1%, una cifra que luce distorsionada, no solo porque es menor a la última cifra oficial reportada en el segundo semestre de 2018 (6,7%), sino a la luz de la profundización de la recesión venezolana desde entonces.  Sin embargo, si las estimaciones de la ENCOVI son correctas, más de 4 millones de venezolanos dejaron de participar activamente en el mercado laboral, ya sea por desánimo o por migración, en este contexto una baja en la tasa de desempleo puede ser consistente con la observada caída en la actividad económica.

[5] La caída de la participación laboral femenina es una dimensión relevante para medir el impacto de la crisis económica en Venezuela. Una hipótesis es que la baja participación de las mujeres en el mercado laboral estaría asociada a la desproporcionada carga que puede haber tenido la crisis de escasez de alimentos y medicinas sobre las mujeres, obligadas a abandonar el mercado laboral para dedicarse a la provisión de bienes básicos del hogar. Lo que resulta cierto es que la caída en la participación de las mujeres no solo significa niveles menores de autonomía, satisfacción y poder de negociación de las mujeres al interior de la familia, sino que tendrá costos agregados para la economía venezolana, debido a la subutilización del capital humano femenino.

[6] Para poder escalar la magnitud de la caída del empleo industrial en Venezuela, tómese en cuenta que el empleo manufacturero llego a tener un máximo de 18% del total de trabajadores activos en 1988, y promedió 12% del empleo total en la primera década del presente siglo.

[7] Para ofrecer una escala de la magnitud del cambio en la distribución del empleo a favor del empleo público, considérese que, según cifras oficiales, a principios de la década de 2000, solo el 14% del empleo total, unos 1,4 millones de trabajadores, pertenecían al sector público.

© Anova Policy Research - All Rights Reserved