Se sabe que los jóvenes entre 15 y 24 años toman decisiones críticas en cuanto a su educación, su trabajo y su fecundidad que terminarán afectando el resto de su vida futura. De acuerdo a la literatura especializada, estas decisiones están afectadas tanto por características individuales de los jóvenes, como por su entorno familiar, laboral, económico y social (Edmonds, 2008). En el contexto actual de Venezuela, un país que atraviesa un colapso económico, social y humanitario sin precedentes, poca atención se ha prestado sobre el impacto específico que la crisis económica ha tenido sobre este grupo.

¿Está teniendo la crisis un impacto sobre la capacidad o el deseo de los jóvenes de acumular capital humano a través del estudio o el trabajo? Los jóvenes entre 15 y 24 años conforman un grupo poblacional particularmente vulnerable puesto que si no realizan las inversiones en capital humano en esta etapa, o lo hacen de manera insuficiente o inadecuada, enfrentarán en desventaja las exigencias del mercado de trabajo en el futuro, comprometiendo su potencial bienestar y el de su grupo familiar.

Habría que mencionar, además, que en el caso de Venezuela lo que suceda durante esta crisis con el capital humano de población joven resulta de particular relevancia, dada lo demandante que resultará un proceso de reconstrucción económica en el futuro. Adicionalmente, dada la magnitud y la composición de los flujos migratorios recientes y con incertidumbre sobre qué proporción de la diáspora podría retornar al país, la responsabilidad futura de satisfacer las exigencias del mercado laboral recaerá sobre los jóvenes quienes actualmente hacen vida en el país. Resulta entonces de vital importancia entender la situación y perspectivas del capital humano de los jóvenes venezolanos.

Una forma de aproximarse a la pregunta central de esta nota es observar cuál ha sido la evolución de los llamados jóvenes Ni-Ni, es decir, personas entre 15 y 24 años que no se encuentran ni estudiando ni trabajando. Para ello, en este nota se analizan las fuentes de microdatos disponibles de las Encuestas de Hogares por Muestreo (ehm) 2010-2015 publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y de las Encuestas de Condiciones de Vida (ENCOVIs) 2016-2018. 

¿Qué ha pasado con la población NINI en Venezuela en los últimos años?

Entre 2010 y 2016 la proporción de jóvenes entre 15 y 24 años que está fuera del sistema educativo se mantuvo relativamente estable alrededor de un promedio de 45,1% de la población, muy cercano al promedio regional de 42%. Sin embargo, como muestra el gráfico 1, luego de 2016, la tasa de jóvenes que reporta no estar estudiando comienza a incrementarse desproporcionadamente hasta llegar a 54,7% en 2018. Esta proporción no solo es la mayor de toda la región, sino que supera en 6 puntos a la de México, el país con la mayor tasa reportada de jóvenes fuera del sistema educativo (BID, 2019)

El fenómeno de caída en las tasas de asistencia al sistema educativo podría ser consecuencia de que frente al recrudecimiento de la crisis en 2016, los jóvenes venezolanos, se vieron obligados a participar en el mercado de trabajo. Si este fuera el caso, debería observarse un incremento en la proporción de jóvenes entre 15 y 24 años que se encuentran empleados o en búsqueda de trabajo. 

Sin embargo, este no es el caso. El gráfico 2 muestra que la proporción de jóvenes que trabaja, pero no estudia, no ha aumentado significativamente en lo últimos años, manteniéndose estable alrededor de 25%. Por el contrario, se observa que a partir del año 2015 la proporción de jóvenes entre 15 y 24 años que no estudia ni trabaja, es decir la población NiNi, ha aumentado significativamente hasta una proporción de 30,9%, lo que constituye un incremento de 48,5% con respecto a 2015. Los resultados indican que existe un estimado de 1.761.295 jóvenes venezolanos que están fuera de cualquier proceso de acumulación o mejoramiento de su capital humano. La tasa de NiNi en Venezuela sería la mayor de la región, superando a la de México con una tasa reportada de 25% en 2018. 

Al descomponer por género la información sobre la actividad de los jóvenes, se observa un patrón preocupante. Mientras que, al igual que en el resto de América Latina, la fracción de jóvenes que solo estudia o estudia y trabaja, no muestra diferencias relevantes entre hombres y mujeres, entre los jóvenes NiNi existe una evidente diferencia de género: la proporción de mujeres que no están insertas ni en el sistema educativo ni el mercado laboral supera en 80% a la fracción de hombres en esa situación. En Venezuela la proporción de jóvenes mujeres NiNi en 2018 fue de 39,2%, muy por encima del promedio regional de 27% (BID), mientras que la proporción de hombres jóvenes NiNi alcanzó 22,8%. En línea con la evidencia regional, aunque con particularidades propias, en Venezuela el fenómeno de jóvenes NiNi está altamente feminizado. 

En resumen, en Venezuela la fracción de jóvenes que no estudian ni trabajan, los llamados NiNi, ha aumentado de manera significativa durante la crisis. Hoy en día, cerca de un tercio de la población entre 15 y 24 años se encuentra fuera de cualquier actividad escolar o laboral. Puede afirmarse además que los NiNi son mayoritariamente mujeres y pertenecen a hogares con menos recursos materiales. 

En el caso de Venezuela, entre los factores que podrían estar alejando a las mujeres jóvenes de las aulas y los trabajos, están la crisis hiperinflacionaria y de desabastecimiento, que obliga a la utilización de una fracción desproporcionada de tiempo en la provisión de insumos básicos para la familia, una labor que recae casi en su totalidad en las mujeres del hogar. Por otro lado, Venezuela es líder regional en tasas de embarazo adolescente, factor reportado en la literatura como una de las principales causas de alejamiento de las jóvenes  del mercado laboral y la formación educativa. 

Como se mencionó con anterioridad, la juventud resulta una etapa crucial para el desarrollo de habilidades y capacidades para afrontar los retos laborales de la vida adulta. En Venezuela, las fallas observadas en la formación y acumulación actual del capital humano de los jóvenes, repercutirá de manera crucial en el desempeño futuro del mercado laboral. Teniendo en cuenta esto, las políticas públicas deberán reforzar de manera efectiva las trayectorias educativas y laborales de los jóvenes de la crisis, so pena de comprometer el crecimiento futuro. Venezuela deberá tener políticas para asegurar el acceso y reforzamiento del desarrollo de habilidades, tanto cognitivas como técnicas y socioemocionales, de los jóvenes que hoy se encuentran fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo. 

Venezuela necesitará de una población jóven capaz de proveer el capital humano necesario para sostener un proceso de crecimiento sostenido, más aún cuando una proporción importante de esta población se ha visto obligado a migrar. Los retos del futuro son múltiples y de gran magnitud, pero puede asegurarse que para poder obtener avances en la reducción de la pobreza, la reducción de la desigualdad, la incidencia de conductas de riesgo como el embarazo en adolescentes y la violencia, entre otros indicadores de la crisis, sólo será posible mediante un esfuerzo decidido por elevar el capital humano de los jóvenes que hoy tienen entre 15 y 24 años. 

© Anova Policy Research - All Rights Reserved